En el marco de la conmemoración del día mundial sin tabaco, el oncólogo de la Clínica
MEDS, Óscar Puga, advierte sobre los efectos del tabaquismo en la capacidad física de
las personas, especialmente en quienes practican deporte, ya sea en nivel amateur o
profesional. Aunque a menudo el cigarro se relaciona con enfermedades crónicas como el
cáncer o afecciones respiratorias, sus consecuencias sobre el rendimiento deportivo son
igualmente alarmantes y, muchas veces, subestimadas.
Según la Organización Mundial de la Salud, en 2022 Chile registró la mayor prevalencia
de consumo de tabaco en América y ocupó el puesto 28 a nivel mundial. Este hábito
deteriora progresivamente los pulmones, reduciendo la capacidad del cuerpo para utilizar
oxígeno de forma eficiente. Como resultado, el corazón y los músculos funcionan con
mayor dificultad durante la actividad física, lo que disminuye la resistencia y fuerza,
incluso en personas sin enfermedades pulmonares diagnosticadas.
Estudios han demostrado que en personas fumadoras con más de 40 paquetes al año
sometidas a ejercicio cardiopulmonar disminuyen casi el 25% de su consumo máximo de
oxígeno si se comparan con fumadores de menos de 10 paquetes al año.
Incluso en personas sin enfermedad pulmonar cuyo tabaquismo es bajo (menor a 3
paquetes al año), su consumo máximo de oxígeno también se ve afectado, siendo 12%
menor de lo esperado.
El experto menciona que, estar expuesto al humo del cigarro, produce estrés oxidativo e
inflamación, produciendo daño proteico en los músculos tanto esqueléticos como
respiratorios. “Se disminuye la difusión de oxígeno y el intercambio gaseoso,
contribuyendo a la intolerancia al ejercicio y una tardía recuperación posterior”, afirma.
Por otra parte, aquellas personas no fumadoras, pero con exposición al humo ambiental,
tienen una menor capacidad de ejercicio debido no solo a atrapamiento aéreo, sino
también a una reducción del gasto cardíaco y respuestas anómalas de la presión arterial
durante el esfuerzo.
Sin embargo, la buena noticia es que los estudios también han demostrado que la
abstinencia de nicotina podría mejorar el rendimiento deportivo, especialmente la
capacidad aeróbica tras períodos prolongados de abstinencia. “De todas formas, fumar y
hacer deporte no son buenos aliados si el objetivo final es rendir de forma eficiente y
evitar enfermedades futuras”, concluye el oncólogo.