La llegada del invierno trae consigo un doble desafío para quienes desean mantener una rutina de
actividad física: por un lado, el frío y, por otro, los episodios de alta contaminación. Ambos
factores pueden reducir la motivación para hacer ejercicios, afectar el rendimiento en el gimnasio
e, incluso, pueden convertirse en un factor para dejar de realizar actividad físicas.
Las bajas temperaturas provocan incomodidad y hacen más difícil iniciar el movimiento. Además,
el aire contaminado puede generar fatiga, sensación de ahogo y dolor de cabeza, impactando
tanto en la capacidad física como en el disfrute del ejercicio. Según cuenta el psicólogo deportivo y
asesor de Sportlife, Cristóbal Toledo, desde el punto de vista psicológico, el cuerpo busca refugio y
confort, activando mecanismos de evasión que vuelven más atractiva la idea de quedarse en casa
en vez de ir a entrenar. Esta tendencia debilita la percepción de autoeficacia, es decir, la confianza
en la propia capacidad para lograr los objetivos propuestos.
“La motivación no es un recurso espontáneo ni constante. Depender de las ganas o del ánimo en
contextos difíciles puede llevar a abandonar el entrenamiento”, señala el experto. Agrega que “en
días fríos o con smog, es común sentir menos energía mental, pensamientos negativos y mayor
tendencia a postergar la actividad física”.
A pesar de estos obstáculos, asegura que sí es posible mantener la constancia y el compromiso
con la salud. Para ello, entrega una serie de recomendaciones prácticas para enfrentar los meses
de invierno. Uno de ellos es recuperar el propósito, es decir, recordar cuales son los motivos que
hay detrás del entrenamiento, como mejorar la salud, la disciplina o la calidad de vida, todo lo cual
ayuda a tolerar la incomodidad momentánea causada por el frío o el smog.
Otro aspecto se refiere a crear rituales previos o bien acciones simples, como tomar una bebida
caliente, escuchar música motivadora en el Playlist con el fin de asociar la rutina de ejercicios con
acciones positivas para nuestra mente.
También destaca que hay que tener presente que no todos los entrenamientos deben ser
pensados como una actividad de máximo rendimiento. “Lo importante es mantener la constancia,
incluso con sesiones de menor intensidad”, asegura Toledo. También resalta que es importante
entrenar en comunidad y ya que compartir la rutina de ejercicios con otros refuerza la motivación
gracias al apoyo mutuo y el compromiso compartido.
“En los días difíciles, no hay que esperar a que llegue la motivación, hay que construirla. Cuidar
del cuerpo significa mantenerlo activo, incluso cuando el clima o el ánimo no acompañan. Con
pequeños gestos diarios, hábitos sostenibles y un propósito claro, entrenar en invierno sí es
posible”, concluye Toledo.